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"Archivo de sombras" en Sala Robayera

3 agosto 2020

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Las obras seleccionadas pertenecen a la serie «Una historia victoriana», vertebrada por un conjunto de composiciones realizadas a lo largo de los dos últimos años donde la artista interpreta a través de la pintura un archivo de fotografías recogidas de internet, prensa o archivos familiares. La nota común de todas estas imágenes es su contextualización dentro de la época victoriana, un periodo que abarca desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX en el que la fotografía alcanzó una gran notoriedad, originando otra forma de mirar. El archivo utilizado por Cristina Toledo constituye un inventario de la pluralidad de contenidos que se popularizaron en aquel momento, incluyendo fotografías de reportaje, publicitarias, de moda, salud y belleza, celebridades, así como imágenes de luto o «mourning pictures» e incluso del género de la «madre oculta» o «madre fantasma».

 El cuerpo de las mujeres protagoniza la mayor parte de estas composiciones, casi siempre en actitud ensimismada o impidiéndonos ver su rostro, bien porque se oculta con algún tipo de elemento o bien porque da la espalda al espectador, situándose en el lado opuesto al retrato clásico. Se establece así, en palabras de la artista, “un juego entre el que mira y el que es mirado en el que es clave lo que se muestra abiertamente, lo que se oculta bajo una capa opaca y lo que se vela o se enseña a medias”; un intercambio que en última instancia nos habla de “cómo nos relacionamos a través del cuerpo y de lo visible”. De hecho, « Archivo de sombras », el epígrafe que sirve de título a la exposición, tiene que ver precisamente con la importancia de lo no mostrado, lo invisible, la parte de un espacio a la que no llega la luz.

Las fotografías antiguas son plasmadas en óleo sobre lienzo utilizando siempre una gama de negros, blancos, grises o marrones con alguna nota puntual de otro color. La artista pone un énfasis particular en los peinados, los ornamentos y los pliegues, que dotan a las figuras de corporeidad mientras sus rostros se ocultan. Estos elementos actúan como una máscara que “saca al exterior lo que no puede ser contado”, según explica Susana Blas Brunel en uno de los textos que acompaña el catálogo de la exposición. Cristina Toledo busca siempre imágenes enigmáticas, evocadoras o misteriosas que le permitan propiciar nuevas lecturas a través de la pintura, poniendo en marcha todo un resorte de mutaciones afectivas que operan “de lo particular a lo universal, primero; y de lo universal a lo personal, en su último recorrido”.

La pintora trabaja a partir de fotografías, pero no se somete a su lógica, tal como sugiere el crítico Javier Sánchez Martínez. Frente a las formas vaporosas de las fotografías antiguas, la técnica pictórica de Toledo enfatiza la dureza de la pincelada en la construcción del volumen. Es el paso de la construcción a partir de la luz a la densidad de la materia. La artista hace visible la luz blanca, dura, de la pantalla digital de las imágenes de internet, que en determinadas zonas hace que los volúmenes de ciertos elementos resulten indistinguibles, casi espectrales.

Al transformar la imagen fotográfica en una imagen pictórica, la artista trata de sugerir cuestiones atemporales. Modificando su naturaleza cambia también la relación que establecemos con la representación, reactivando su capacidad de transmitirnos significados o plantearnos preguntas en un mundo repleto de estímulos visuales y sobreabundancia de imágenes. 

Nacida en Gran Canaria pero afincada en Madrid, Cristina Toledo posee una sólida trayectoria artística que ha sido reconocida con premios como el de Jóvenes Pintores de la Fundación Gaceta de Salamanca en 2017, el Premio Miradas de la Fundación Jorge Alió de Alicante en 2016 o el Primer Premio del Primer Certamen de Pintura Mardel en 2013. Asimismo, ha sido seleccionada en el Encontro de Artistas Novos de Santiago de Compostela y en la convocatoria del Espacio CV del CAAM de Las Palmas de Gran Canaria en 2017. Entre sus últimas comparecencias individuales cabe destacar “El síndrome de Norma Desmond” en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón (2019), “Lo que se oculta” en la Galería Javier Silva de Valladolid (2019) o “Una historia victoriana” en el DA2 Domus Artium de Salamanca.

 

IMPORTANTE: La Sala Robayera ofrece todas las condiciones de higiene y seguridad para hacer frente a la situación originada por el COVID-19. Además, se cuidará en todo momento que el número de personas en el interior del espacio expositivo sea el adecuado para preservar la distancia recomendada por las autoridades sanitarias.

 

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