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La emoción secuestrada. Galería Tournemire

13 febrero 2019

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http://galeriatournemire.com/artistas/cristina-toledo/

LA EMOCIÓN SECUESTRADA - Un relato moral

Cristina Toledo centra su atención en imágenes cotidianas, no por ello intrascendentes, que le permiten representar momentos y situaciones. Fragmentos, en definitiva, del devenir humano.

Para la serie que nos ocupa, escoge la época Victoriana como punto de partida y, basándose en su imaginería, hace un recorrido por el mundo de la emoción o, para ser más precisos, la ausencia de la misma. Mujeres en duelo, rostros ocultos por una u otra razón y escenas cotidianas donde la identidad personal pasa a segundo plano, son excusas para transportarnos a un mundo misterioso y privado donde el matiz emocional del sufrimiento queda anulado por el hecho mismo de la pose.

Recopilando fotografías raras, extrañas o simplemente distintas, que le suponen una gran fuente de inspiración, la artista nos aproxima a una sobreactuación ofrecida en momentos muy escenificados, muy preparados para la ocasión. Y la ocasión no es otra que mostrar una emoción, que entendemos en este caso fingida. Es en ese acto de representar, por ejemplo, el dolor por la pérdida, que empezamos a hacernos conscientes del secuestro de la emoción.

Cierto es que mostrar dolor es mostrar una emoción, pero la sola idea de escenificarlo nos hace conscientes de una mentalidad, de unos usos y costumbres que priman la representación sobre la realidad, para ofrecer así una determinada visión a los restantes miembros de la comunidad: la manera correcta de sufrir, la manera correcta de lidiar con determinadas situaciones, la manera correcta de pertenecer.

Queda así apuntalada esa visión moral, lo que se conoce como “controles sociales no institucionalizados” o el estrecho marcaje con que los miembros de una determinada comunidad velan tácitamente por el cumplimiento de las reglas de convivencia establecidas. Si hacemos el ejercicio de pensar en la palabra “emoción” acuden a nuestra mente sus dos vertientes más inmediatas: el gozo y el sufrimiento. Ninguno de estos dos matices nos asaltan al contemplar los personajes representados por Cristina. Si acaso, neutralidad y contención disfrazadas de lo anterior.

Igual sucede con los retratos de espaldas o “anti retratos”. Si ofrecer el rostro es un intento tradicional de bucear en el alma del representado, haciendo alusión a elementos de su personalidad al tiempo que nos sumerge en la esfera de las emociones allí latentes, la representación “de espaldas” supone una anulación radical de todo lo concerniente a la emoción como elemento de comunicación con los otros en tanto que seres sociales.

Interesada desde el principio de su carrera por el papel de la mujer, si en obras anteriores orientaba su discurso hacia una crítica del mundo de la belleza, con “La emoción secuestrada”, Cristina Toledo nos ofrece una ventana indiscreta en escala de grises con toques anecdóticos de color, a un mundo que ya no existe en sus formas exteriores, pero cuya esencia continúa en cada uno de nosotros, a saber: mostrar a los demás que, justas u opresivas esas formas, somos capaces de asumirlas para hacernos dignos de pertenecer al grupo.

©2019 Galería Tournemire

 

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